MICROCUENTOS DE LA MANO DE CORTÁZAR

En este espacio podréis encontrar los microcuentos de todos los compañeros de 4º. Podéis ir incluyéndolos en el apartado de «comentarios» y escribir también comentarios sobre lo que más os guste de las creaciones que aquí se irá incluyendo.¡ La palabra es vuestra!!!!

77 Respuestas a “MICROCUENTOS DE LA MANO DE CORTÁZAR

  1. DEJATE LLEVAR

    Siempre me ha gustado ver las hojas caer, en esos días tan bonitos, esos paisajes hermosos, cálidos y fríos a la vez.
    Aquí, encima del árbol hay esa hoja, esa hoja que no se quiere separar, separar de sus hermanas.
    Se cae resignada, ¿hacia dónde ha de ir? No sabe dónde caerá, hay tantas corrientes de aire, que no tiene ni idea de dónde acabará, no sabe aún si le dolerá.
    ¡Vuela, vuela y no deja de volar!
    No se decide, va dando tumbos y no sabe dónde caer. Corre, vuela, gira y revolotea sin parar. No sabe dónde le llevará el viento, pero sabe que caerá.
    Sólo tiene dos posibles destinos: caer encima del agua y flotar o caer en el suelo y lastimarse.
    Tiene miedo, tiene mucho miedo, ¡pero irá a por todas! cogerá la ráfaga de viento que más fuerte sople.
    Adiós linda hoja, no te volveré a ver, ve con esa brisa y vuela hasta donde te lleve. Valiente es esa hojita, se va, se aleja y allí caerá en el agua que la sostendrá.

  2. EL CORTAR DE LAS TIJERAS

    ¡Cómo me gustan esos días de verano, esos días calurosos pero relajantes a la vez! Pues en uno de esos días, me puse a hacer manualidades, como quien dice “¡voy a ponerme a estudiar!”, y cuando me dispuse a cortar, vi desde mi lugar cómo esas pequeñas tijeras tan bonitas como una puesta de Sol o como una mariposa revoloteando por el aire, no se disponían a cortar la dura cartulina, ellas lo intentaban, pero la cartulina se resistía y no se quería dejar cortar, y cuando por fin las tijeras estaban a punto de poder cortar, se echaron atrás y no quisieron avanzar por la vergüenza que les daba respecto a los otros. Después, cogí unas tijeras que estaban tiradas por ahí, aquellas eran más viejas y feas, empecé a cortar, y ellas lo intentaron y lo intentaron pero la cartulina, dura, resistente, cabezuda en no ser cortada, se resistía, pero las tijeras seguían y seguían y no paraban de intentarlo, y en lugar de echarse atrás, siguieron hasta poder cortar un pequeño trozo de cartulina, que aunque no fuera gran cosa, sucumbió y fue vencida; en cambio las pequeñas tijeras siempre llevarán consigo la vergüenza en su interior, y no por no haber podido cortar, sino por haberse echado atrás, antes de tiempo.

    Eric Ger

    • Este microcuento estÁ muy bien ya que narra perfectamente la situación de la gente cobarde que no le echa lo que le tiene que echar a la vida y al final acaba muriéndose por la vergüenza de haber sido un cobarde.

      • biblioredacta

        Boser, dos apuntes respecto a tu comentario. Está escrito muy de prisa, y las letras se resienten (ortográficamente me refiero) y respecto a lo de «cobarde». Creo que todos en nuestra vida, somos una de las dos tijeras. Los valientes salen en las películas, y a veces ser «cobarde» es sólo un juicio, una etiqueta que ponemos, nada más… A veces cortamos los obstáculos que hay en el camino, otras veces, abandonamos, y no por eso somos ni peores ni mejores.

    • ¡Me ha encantado tu micro cuento Eric!
      Con las tijeras reflejas de una manera muy original la cobardía y la valentía, con unas tijeritas pequeñas y otras grandes, viejas y feas.
      Con este texto me has hecho pensar que todos en algún momento de nuestra vida hemos sido esas personas valientes y sin miedos así como también hemos sido esas personas cobardes y con temores.
      Una de las frases que más me ha marcado ha sido: “y cuando por fin las tijeras estaban a punto de poder cortar, se echaron atrás y no quisieron avanzar por la vergüenza que les daba respecto a los otros».

  3. ANDREA ORTEGA SUAREZ

    MI COMPAÑERA DE HABITACIÓN

    Me he dado cuenta de que en mi habitación tengo una gran compañía, que siempre está allí, pero nunca le he dado demasiada importancia.
    Ella sabe hasta el más mínimo detalle de cómo soy, los secretos más íntimos y personales, complejos que tengo, mis amigos y también mis enemigos…
    Realmente siempre que necesito hablar, ella está allí para escucharme, no me ayuda mucho, ya que nunca me da su opinión de nada y no expresa ningún tipo de emoción. Siempre me aguanta esté con el humor que esté, ya sea bueno o malo, esté triste o contenta…
    E incluso, en algunas ocasiones, es mi compañera de juegos de guerras entre amigos y siempre está expectante a mis llamadas telefónicas y conversaciones por internet.
    Por la noche siempre me duermo junto a ella abrazándola y me voy a dormir pensando en todo lo que ha ocurrido durante el día, y cuando me despierto sigo estando abrazada junto a ella, MI QUERIDA ALMOHADA.

  4. Albert Rojals Grañén

    LAS HOJAS

    Sentado en mi habitación, al lado de la ventana, asistí a una férrea lucha:
    las hojas de un pino contra el viento.
    El viento empujaba con todas sus fuerzas a la pobre hoja. Ella resistía en su rama, casi abatida, viendo cómo sus compañeras iban cayendo al vacío hacia una muerte segura.
    De pronto un golpe, ¡PUM!, la hoja tras un golpe del viento cayó, abatida, rendida, deshecha. Cayó inevitablemente hacia el suelo frío, tocando el suelo.
    su cuerpo cada vez más oscuro tiende inmóvil, la hoja muere.

  5. DIMINUTAS ESTRELLAS RESPLANDECIENTES

    Salen disparadas con fuerza y acaban cayendo lentamente,
    como si quisieran relentizar su caída, pudiendo parar el tiempo y
    flotar en el aire.
    Intentan escapar de su destino pero no pueden, no pueden escapar del inmenso y oscuro abismo que les espera, por mucho que quieran deslumbrar a las demás. Las hay que salen con timidez,
    reservando su esperanzador y tenuo brillo hasta que al final,
    llegan abajo y chocan contra el suelo. Otras salen con fuerza
    y decisión, sin importarles lo que les pueda suceder. Su brillo,
    destaca sobre las demás pues desean aprovechar todo al máximo, sacando todo lo que llevan dentro antes de llegar a su destino. Por eso, antes que cualquier otra, éstas se acaban fundiendo en el aire, pasando a ser parte de la nada, sólo un destello en la memoria de las demás.
    Su brillo ha sido deslumbrante pero su vida fugaz. Supongo que no
    se puede brillar para siempre.

    • Simplemente brillante, de las que he leÍdo ha sido la que más me ha gustado porque describe cómo es la vida de una estrella fugaz de una manera muy original.
      Las frases que más me han gustado han sido: «Su brillo ha sido deslumbrante pero su vida fugaz. Supongo que no
      se puede brillar para siempre.»

    • La verdad es que coincido con Carlos, es la mejor de las que he leído, Me gusta mucho la narracion de la estrella fugaz y la frase que destacó Carlos es brillante.

  6. SIMPLE TERNURA

    Como todas las tardes, me senté en el soleado parque de debajo de mi casa, a esperar a mis amigos.
    Chuté una roca que rodó hasta chocar con otra, y fueron a parar justo delante de dos gatitos, pequeños y mimosos. Hembra o macho, ¡Qué más da!, simplemente se amaban sin importarles nada más, no como aquellas dos piedras que chocaban con un ruido sordo cada vez que alguien las tocaba, gruñendo, como si tuvieran miedo de lo que pudieran pensar al verlas juntas. En cambio esos gatitos, jugaban, corrían, se rozaban como suaves caricias o maullaban, como fuertes susurros de amor.
    De mis labios quería salir una frágil pregunta. ¿Cómo es el amor libre?
    Alguien chutó una piedra que espantó a los gatitos, quienes, cada uno por su lado, se marcharon a saltitos. Y ahí estaba esa piedra que no sabía amar y por su culpa hacía que los enamorados se separaran.
    Cuando ellos se marchaban entre los árboles, quise pedirles una última cosa: ¡enseñadme a amar sin prejuicios, por favor!

  7. ¿ERA SÓLO UN JUGUETE?

    Era oscuro, no sabía dónde estaba, pero ese día iba a ser especial, algo iba a empezar.
    Y de repente escuché voces. Todo empezó a moverse, hice una voltereta detrás de la otra… y se abrió, la caja se abrió.
    Me cogiste suavemente con las dos manos, y con una sonrisa me abrazaste, y me dijiste:
    -¡Hola! Mery, tú serás Mery.
    Aquí es donde empezó. Aquella noche dormimos abrazadas, supongo que te protegía de las pesadillas. Cada mañana, me peinabas, me dabas de comer, o eso es lo que tu querías pensar. Íbamos al parque, a la playa… Era increíble. Fue increíble.

    Hasta el día que dejaste de peinarme: Las tardes en el parque terminaron por completo. Cambiaste. Tenías un mundo totalmente paralelo al mío.
    Me cogiste, y me sentaste encima de la mesa, te acercaste esa caja dorada, que desde hacia días había permanecido en tu habitación. Y despacio, muy despacio, sacaste la tapa, supongo que tenías curiosidad para saber lo que había dentro; unos zapatos de tacón rojos. ¡Qué bonitos!
    Te sacaste las bambas viejas y te pusiste ésas. Ahora era eso lo que te hacía feliz.
    Me miraste, me hiciste un suave beso en la nariz, y me pusiste dentro esa caja…
    – ¡Adiós Mery… no olvides que siempre estaremos juntas!

    Volvió a ser oscuro, más oscuro que nunca.
    Esa caja, permanece cerrada, y yo sigo aquí tumbada, esperando que alguien la vuelva abrir…

  8. ESE VERSÁTIL VIENTO

    Las nubes tapan todo el cielo, ocultan todo rayo de sol que intenta escurrirse para llegar a iluminar la tierra, y él por encima de todo, él, ese viento que se cuela por todos los agujeros, por cada rendija, consigue que le sintamos, que notemos su presencia.
    Se entromete en nuestra cabeza, nos dice, nos susurra palabras despreciables, nos posee, nos obliga a ir por el camino que él quiere , como el pastor a las ovejas, nos trata violentamente, con rabia, nos empuja.
    Pero entonces de repente se serena, y nos acaricia, nos susurra palabras bonitas, calmadas, nos recorre suavemente y nos guía, nos ayuda a encontrar el camino correcto, nos coge de la mano y nos acompaña ligeramente, sin prisa.

    Y es que eres tan contradictorio, insólito, versátil, inesperable… hasta el punto de no saber si agradecerte tus acciones. Y así como tú, me desvanezco, sin más.

    • Me encanta este cuento! por el sentido que tiene y cuando pone que de repente se serena, nos acaricia, etc. Muy bonito

  9. Gargamel Gael Gloskind

    BOSQUE DE LA DANZA

    Un terrible día de lluvia, llueve incesantemente, aquí en el denso bosque de la danza, donde habitan árboles centenarios que murmuran entre ellos. La noche brota entre las nubes, ya se oyen los bramidos de los corzos y el diálogo de los grillos. Hasta que una bala incesante, recorriendo el noble bosque, profanando el tan esperado silencio y el diálogo de los grillos, cortando una por una las pequeñas gotas de agua que caen lentamente del cielo nublado, una bala digo con sus pequeñas piernas y brazos se desliza como una serpiente y salta sin parar entre las ramas de los árboles, que se interponen entre ella y los abundantes animales que habitan en el bosque. La bala va atravesando uno por uno los árboles que se interponen en su camino, hasta que muere de agotamiento, no puede más… Entre los maravillosos sonidos del bosque se distingue el llanto de la bala, la desesperación por no poder hacer nada. La bala deshecha cae en el ancho follaje; me parece ver la vibración de las hojas secas cuando la bala toca el suelo. Cuando todo estaba en relativa calma, otra bala, ésta con brazos y piernas más fuertes, resulta imparable, pero sencillamente se rinde ante la presencia de las tantas almas de los árboles centenarios y decide morir junto a su compañera.

  10. Marius Paez (4rt B)

    LA CAÍDA DE LAS HOJAS

    Amanecía, un dÍa normal para todos, pero no para una arboleda que estaba a punto de florecer. Empezó a llover, empezó también a soplar un fuerte viento, la lluvia a la vez que el viento tomaron una gran fuerza. Los árboles empezaban a moverse de un lado para otro produciendo un continuo mareo, el viento parecía hablar a través de su gran fuerza, y, en este impás de tiempo, la arboleda había terminado de florecer.
    Empezaron a caer las primeras hojas, algunas caían con sorprendente rapidez, otras aún no querían caer, se aferraban a lo que podían para no caer. Al final el viento tomó protagonismo y aún sopló más fuerte empujando aquellas hojas, una detrás de otra, unas caían con gran fuerza, otras caían con suma delicadeza.
    Al final todas y cada una de ellas cayeron y empezaron un largo ciclo junto al viento que les acompañaba.

    • Me ha gustado mucho este pequeño cuento, porque me ha impresionado la manera como las hojas intentan aferrarse a lo que sea para no caer. La mejor frase para mí es «Empezaron a caer las primeras hojas, algunas caían con sorprendente rapidez, otras aún 2no querían caer, se aferraban a lo que podían para no caer». He aprendido la palabra «impás».

    • Marius, tu microcuento me ha sorprendido, si no fuera porque está tu nombre al principio, nunca imaginaría que fuera tuyo el cuento, esa manera de explicar la caída de una hoja, nunca imaginaria que tú lo vieras así. Felicidades Marius.

  11. Marius Paez (4rt B)

    Sobre el microcuento de Laia Puig, pienso que el cuento tiene mucha originalidad, transmite un muy buen mensaje de tristeza por la pérdida y alegría cuando abre la caja. Una de las frases que me ha gustado más es la de: » Adiós Mery…no olvides que siempre estaremos juntas».
    En resumidas cuentas, mi opinión sobre este cuento es muy buena y espero que Laia siga haciendo mejores cuentos.

  12. BORRANDO, BORRANDO

    No estoy segura, pero las veo en casa y también en la escuela. Siempre ahí, rodando de un lado a otro del papel. Eliminan, eliminan las palabras, eliminan nuestras palabras. Rodando de un lado a otro borran letras, números y dibujos. Tristes (vidas) cuadradas, redondas, de todas las formas, de todos los colores, de todos los tamaños. Ruedan y dejan parte de ellas atrás, abandonan parte de ellas, para seguir avanzando. Las hay que lo dejan todo, todo sin pensarlo un solo momento, y las hay que se resisten y persisten a abandonar parte de ellas, y luchan, luchan por seguir enteras.

    Y al final, las gomas desparecen, al igual que desaparecen las palabras que han borrado.

    • Robín, me maravilló oír tu cuento, y sigo disfrutando ahora al leerlo. Todo él es precioso, pero yo me quedo con el final: «Y al final, las gomas desparecen, al igual que desaparecen las palabras que han borrado». ¡Qué libro escribiremos con vuestros cuentos!!! Guillem

    • Robin, tu microcuento al escucharlo en clase ya me dejó sorprendida, y al volverlo a leer ahora me gusta más, y cada vez más, cómo a través de una goma, podemos describir lo que es la vida, todos somos diferentes, pero acabamos igual: DESAPARECIENDO. Felicidades Robin.

    • Me sorprendiste Robin, creo que nos sorprendiste a todos.
      Me gusta esta frase: »Eliminan, eliminan las palabras, eliminan nuestras palabras.» aunque creo que lo más destacable de tu cuento es el final.
      Sigue escribiendo cuentos como este, me muero de ganas de leer el siguiente.

  13. Ol·lad Okar Orín

    LA LUZ DEL ORIENTE

    Apareció galante y majestuoso, con su carro de fuego candente viajando como la luz. Repartiendo sus rayos a los rincones más inhóspitos, oscuros; iluminando las calles, los coches, las casas; haciendo girar a los girasoles, dando su tierno calor al mundo. Entonces apareció una nube:

    – ¿Qué haces? – dijo con su voz que sonaba como truenos.

    – Repartiendo rayos, haciendo de este día un magnífico día.

    Entonces empezó una disputa por el dominio del día: que si frío, que si calor, frío calor, frío calor… Al final llegaron a un acuerdo:

    – De día repartiré todos los rayos que tenga, hasta que no pueda más y tú harás lo mismo por la noche, pero repartiendo tus brisas congeladas, heladas con lluvia.

    Llegaron a un acuerdo.

    Tras unas pocas horas de sol, la Tierra, ya seca, hacía retroceder a los niños, porque sin lugar a dudas, habíamos llegado al mediodía. Cuando el sol sin saber si lo hacia adrede o no, repartía sus rayos , ya cansinos, de cara la Tierra, rectos y firmes, como los relámpagos.
    Al final del día las nubes invadían el cielo iluminadas de ese color que nos deja el sol, llegaban silenciosas y cargadas, para hacer recordar esa noche, la noche primaveral.

  14. QUERIDA ATRAPARECUERDOS

    Soy aquélla que tiene más de una cara dentro de sí misma, aquélla que puede representar en un instante diferentes reacciones, diferentes sentimientos, diferentes…, pero todo al mismo tiempo.
    Podría ser solo una, o solo uno, aquel paisaje que recuerdas con gran esmero; aquel momento de tu vida que sin querer se va perdiendo en tu pensamiento o aquella noche de verano con tus amigos de siempre (y la luna impasible temblando). Puedo ser tantas cosas pero no más valiosa que lo que sientes dentro de ti cuando me ves, cuando me coges con aquella delicadeza tan fina de tus dedos sobre mi gran rostro, ese rostro que te hace sin querer escapar una sonrisa modesta o una lágrima salada que va bajando poco a poco por tu mejilla.
    Soy aquella fotografía que guardas en una caja, con otras muchas amigas mías. Nosotras pensamos que es bonito recordarnos, pero el mejor sentimiento es el de aquel instante de tu vida, ese momento estará grabado en tu corazón para siempre y no te haré falta yo o mis amigas para recordarlo. Pronto, querida atraparecuerdos, nos volveremos a ver, pronto cuando quieras volver a recordar la imagen, porque los sentimientos ya los tienes dentro de ti.

    • ¡Qué bella forma, Raquel, de hablarnos de las fotografías! Les ha dado una vida, un cuerpo, una réplica tan sentimental de nosotros mismos, que casi estoy a punto de dejar de escribir para irme en busca de un «atraparecuerdos» para ver si traigo algún pasado abierto hasta estoy hoy melancólico en el que me hallo. Gracias por mostrarme esa hermosa parte desconocida de ti. Y sigue, sigue «atrapando cuentos»… Guillem

  15. Guillermo, me ha gustado mucho el vocabulario que has usado para describir el recorrido de la bala. La frase mejor lograda para mi gusto es: «La bala va atravesando uno por uno los árboles que se interponen en su camino, hasta que muere de agotamiento, no puede más… »
    Gracias a este cuento he aprendido algunas palabras nuevas como «corzos», también me ha gustado la manera de personificar la bala.

  16. Marius, están muy bien descritas las formas diferentes en las que puede caer una hoja, para mí la mejor frase es: «Al final todas y cada una de ellas cayeron y empezaron un largo ciclo junto al viento que les acompañaba».

    Me llevo de este cuento la palabra «aferrar» e «impás».

  17. Aún recuerdo aquel majestuoso lago en el que habitaba el enorme sauce llorón donde años antes. Recuerdo haber pasado largas horas allí, en sus pies tumbada, dejando pasar el tiempo, dormida, adentrada en el mundo de los sueños, en el paraíso de la imaginación.
    De pronto surgió nuestro primer encuentro: te ví caer desde la que antes había sido tu hogar, a los pies del sauce. Te dejaste caer graciosamente sobre un verde manto de hierba que en el suelo permanecía inmóvil, desde no se sabe exactamente cuándo. Mientras ibas cayendo y una vez en el suelo, crees que todo ha llegado a su fin, que no vale la pena luchar… pero por aquellas casualidades de la vida, un soplo de aire te hace deslizar por el suelo, y poco a poco vas teniendo movimiento…cobrando vida.
    ¡Bien! Ya te encuentras a un metro del suelo, y cada vez estás más arriba. Ya puedes llegar a ver a los niños en la calle, a las palabras en los labios, a los amantes en la calle… Tu oído ya puede alcanzar a oír lágrimas, sonrisas, lloros, gritos… Por un momento sientes estar en la cima, te sientes invencible… pero de pronto, una de las lágrimas que se dejaba caer sobre la mejilla de uno de esos niños, te hace perder el equilibrio y en consecuencia, te hace descender… Llegas a un nuevo suelo, y allí sientes que nada parece tener importancia, que todo es inútil, que lo único que quieres es desaparecer… Pero en ti, fluye el pensamiento de que un nuevo soplo hará que en tus labios se dibuje una sonrisa de esperanza que hará latir tu corazón de nuevo: consiguiendo que la ilusión circule, junto a la alegria de volver a vivir… las ganas de volver a soñar, una vez más.

  18. EL Bolígrafo

    Hay estaba él durmiendo dentro de su cálido estuche, esperando a quE yo lo cogiera a las ocho y dos minutos. Para empezar su faena, soltar la tinta por donde yo lo dirigiera, sin rechistar en ningún momento. Estaba concienciado de su tarea, era el más viejo del estuche con apenas dos meses, pero él se sentía muy joven.
    Aquel día él creía que llegaría su fin, aunque le quedara tinta el no escribía con la misma soltura pero calenté su débil carcasa de plástico y volvió a ser el mismo, lo qué él no sabía era qué el día siguiente sería el de su muerte.
    Intenté avivarlo de todas las formas posibles pero él no respondía, así que decidí hacerle un entierro digno, lo envié a la fosa común de los bolígrafos, la papelera de la aula 14.

    • ¡Qué bueno, Eloy, lo de «la fosa común de los bolígrafos, la papelera del aula 14! Yo, aunque te pongas quizás rojo al oírlo/leerlo, ya intuía una gran sensibilidad, y con este microcuento me la has demostrado, genial!!! Muy inteligente también el diálogo entre el título y el principio del cuento y la forma cómo lo personificas: «decidí hacerle un entierro digno». Me faltan, y lo digo en serio, números para puntuar tu trabajo. Hazme un favor, grande, sigue contando, lo que quieras, pero sigue contándonoslo!!! Guillem

  19. Roberto ibañez ortiz

    ¡UNA VIDA ENLATADA!

    Aun me acuerdo del 24-9-2009.
    Era una tarde muy calurosa donde no se podía estar en ningún lado sin que te cayera una gota se sudor, cuando al lado de mi butaca vi una lata de coca-cola, me acerquÉ a ella, la toquÉ suavemente y mientras la abría lentamente, escuchaba el magnifico manjar de las burbujas que querían ser libres y de seguida empecé a beber, fue una gran relajación, pero en pocos minutos la lata estÁ casi vacía, sería la ultima vez que volvería a beber de esa lata tan fresca, pero en pocos momentos me la bebí todo parecía normal pero cuando me levanté para tirarla fue como si la lata me estuviera hablando, ella no quería acabar como todas las latas rotas y sin utilidad, al principio pensé que me lo imaginaba pero al escuchar ese grito desanimado que no quería volver a la basura la volví a coger con una gran rapidez, la guardé en mi habitación y al poco tiempo escuché un suspiro de alivio una lata con un final sin fin, una lata que no volvería a ser otro cosa que una pequeña vida en un mundo imaginario.

    • Encuentro que es original hablar de una lata de coca-cola, porque más de alguna vez la hemos utilizado, pero no le damos importancia. De la mista manera que la lata ayuda al yo literario, este también le hace un favor. Me gusta la frase: «una lata que no volvería a ser otra cosa que una pequeña vida en un mundo imaginario».

  20. Endra Eudum Estim

    LA ÚLTIMA SOPA

    Mirando este plato hondo con su forma peculiar y lleno de guisantes que a simple vista solo parecen ser eso, simples guisantes. Si te fijas bien parece que tengan patas e intenten escaparse de allí para no ser cogidos y seguir con su vida. Aquí en mi plato los veo intentando huir y viéndose atrapados sin poder hacer nada. Pero ellos luchan. Luchan por seguir y no quedarse en ese plato o entrar en mi estomago. Luchan y luchan con todas sus fuerzas pensando que lograrán escapar y seguir con sus vidas y no quieren rendirse aunque sean débiles. Quieren luchar y salir de allí para poder vivir sus vidas que solo acaban de empezar. En el fondo saben que no lo conseguirán pero siguen esforzándose para conseguirlo y no quedarse allí tirados y dejar su destino a manos del plato hondo.
    Sólo unos pocos que son más grandes que el resto no se escapan y dejan que les cojas dejando ver que saben que no podrán hacer nada para evitarlo. Esos que parecen ser demasiado mayores para moverse y más sabios que el resto para saber que no podrán huir. Pero al final, unos y otros acaban siendo comidos y olvidados para siempre.

    • No he podido dejar de pensar, Endra, al leer tu cuento en «La última cena» mucho más sagrada que ésta evidentemente. La lucha de los guisantes, de todos modos, con toda su carga de proteínas quizás también sigue viviendo en nosotros, que nos alimentamos de ellos. Lo digo porque la última línea deja muy mal parados a los pobres guisantes que quizás sí que serán recordados aunque sea en forma de amor, de energía, la misma que ellos han promovido. Nada, pura reflexión sobre tu cuento. Ah, muy bien logradas esas repeticiones que dan intensidad a la primera parte del texto, tanto es así que yo casi te propondría que titularas a tu microcuento: «La última lucha»… Guillem

  21. Katia Kastillo Kaivex

    Me encantó el cuento de Robin, un texto muy bueno en todos los sentidos, tanto en vocabulario como en trama.. Laia el tuyo me ha dejado perpleja, me ha encantado, y también me ha gustado mucho el de Aran!!

  22. ENTRE LA VIDA Y LA MUERTE

    Yo, tumbada en la cama como un día cualquiera, la luz de la ventana se oscurece, una luz penetrante inunda mi habitación. La luz, el túnel que separa la vida de la muerte. El túnel que nadie quiere ver y todos vemos, extendió sus largas frías y blancas manos sobre mí, me quería llevar, yo no me dejaba, él insistía, yo me agarraba a la vida con uñas y dientes, él usaba su largas manos para llevarme,¡No, yo no me puedo ir! No lo consiguió.
    Me dejó ir, sus largas frías y blancas manos se fueron, desaparecieron, su largo blanco frío y esbelto cuerpo se fue con ellas, me dejó respirar, me dejó respirar.

    • Pese al túnel, Osho, tu cuento es un canto a la vida. La última frase es un pincelazo de belleza cuyo color revive al leerla: «…su largo blanco frío y esbelto cuerpo se fue con ellas, me dejó respirar, me dejó respirar.» Perfecta, la repetición de la última frase, y la acumulación de adjetivos para referirte al túnel. Aunque yo creo, sinceramente, que nosotros somos el túnel, y que también nosotros nos permitimos o no respirar. Guillem

    • Es precioso , Maria.
      Me gusta mucho tu manera de tratar este tema tan frío y me hace pensar en la importancia de la vida y en su corta durada, lo describes de una manera preciosa , me encanta.
      La frase que más me ha gustado a sido: «El túnel que nadie quiere ver y todos vemos».

  23. No había electricidad. La tormenta había abatido los postes de electricidad de la pequeña aldea.
    De repente el cielo quedó de un blanco grisáceo y empezó a nevar.
    El copito diminuto y ligero se deslizó por el campanario de la iglesia, saltando eufóricamente hasta posarse sobre un abeto.
    El otro copo, denso lento y sereno inició su descenso más pausadamente , como queriendo conocer de antemano su destino final.
    Tras una pausada caída se desplomó sobre una ventana de una pequeña casa de campo.

    • Hola Stivo, yo titularía a tu cuento: «Destino final», así lo he puesto entre paréntesis, como todas mis sugerencias, para que podáis leerlas o pasarlas por alto, como más prefiráis. Cuando acabé de leer tu hermoso cuento, me faltaba algo, y estuve a punto de escribir: «Temblando blanco, temblando de frío». Las frases que más me han gustado son las del medio de tu cuento: «…saltando eufóricamente hasta posarse sobre un abeto./El otro copo, denso lento y sereno inició su descenso más pausadamente , como queriendo conocer de antemano su destino final.» Tu descripción es casi la de un pintor, un pintor de palabras. ¡Sigue pintando… microcuentos! Guillem

  24. Katia Kastillo Kaivex

    SILENCIO

    Poco a poco habían ido aprendiendo cuáles eran las cosas que no debían decir. La situación en la que vivían les había enseñado a no hacer ninguna pregunta, dado que sabían que la respuesta sería: «ahora no» o «no molestes». Pronto aprendieron también a callar, puesto que notaron que nadie los escuchaba.

    Ella no pronunciaba palabra alguna, pero su mente hablaba sin parar. Continuamente pensaba, imaginaba e incluso ideaba planes para mejorar todo.

    En él, en cambio, no sólo sus labios dejaron de hablar, sino que también su cerebro aprendió a callar. Al poco tiempo lo olvidó todo; se acostumbró a estar así, no pensaba, no hablaba ni lloraba.

    Ella, por el contrario, lloraba. No se ahogaba en lágrimas, pero recordaba, lloraba, pensaba y soñaba.

    Por años y años ninguno de los dos emitió sonidos; sin embargo la diferencia entre ellos era muy profunda…

  25. Katia Kastillo Kaivex

    Acurrucada, aterrada, cada célula aprisionada en las vibraciones de mi sangre, corazón, pulso. Sin poder recordar la razón del horror, la pesadilla. ¿Despierta? ¿Dormida? ¿Despierta?

    • Me gusta, Katia, la brevedad, la intensidad, la emoción que desprende en tan pocas palabras tu cuento. Pasamos la vida entre vigilia y sueño, y tantas veces dormimos cuando nos creemos despiertos. Así que me apuntó a «despertar», a salir de «la prisión de la células» que tan bellamente describes y me abro a la vida, en lugar de alimentar la «pesadilla» que a veces supone el recuerdo. ¡Lo lograste!!! Y se ha cumplido la máxima de que más es menos. Guillem

  26. AGONIZAR

    Ya no siento dolor, no lo noto, el dolor que siento es dolor del alma,
    recuerdo con nostalgia los mimos, los cuidados que me profesaron cuando
    llegué a casa. Me plantaron en aquella maceta tan bonita y amplia en la que me sentía tan bien.
    Incluso tenían palabras de cariño, cuando me limpiaban y alimentaban.
    Después todo cambió, ella se fue, mi cuidadora se fue, ya no solo no hablaban conmigo, sino que se olvidaron de alimentarme, el sol que era mi fuente de energía, mi aliado, ahora resultaba ser mi enemigo, me quemaba, notaba sus potentes rayos sobre mí, y no había nadie para calmar mi sed.
    No se despidió, tan solo se fue.
    Creo que voy a ir con ella.

    • Me ha gustado el cuento, porque sólo en un momento menciona el objeto al cual va dirigido el cuento. Se puede ver que aunque ella sabe que le queda poco de vida, tiene esperanzas a que llegue alguien a salvarla. «Creo que voy a ir con ella». No está segura de irse.

  27. Sobre el microcuento de Raquel Gil, me ha gustado mucho cómo describe y el vocabulario que emplea para describir una fotografía.
    Sobre todo el principio del relato cuando dices: «Soy aquélla que tiene más de una cara dentro de sí misma, aquélla que puede representar en un instante diferentes reacciones, diferentes sentimientos, diferentes…, pero todo al mismo tiempo».
    De este microcuento me llevo el significado y lo que por ti representa una fotografía y cuyo significado lo encuentro realmente bonito.

  28. Sobre el microcuento de Laia Puig digo que me ha gustado mucho y sobre todo cómo representas una realidad. Esa realidad me refiero a cuando te haces mayor y ya no te gustan las mismas cosas que años atrás.
    De este cuento me llevo sin duda los sentimientos que me han llegado a través de ese juguete.

  29. Sobre el microcuento de Marius, me ha gustado, pero sobre todo cuando hablas de las hojas que caen con una grande rapidez y ésas que aguantan hasta que ya no pueden más.
    De este microcuento me llevo tu forma de ver la vida de esas hojas.

  30. EL SENTIDO DE LA VIDA

    Mirando por la ventana de mí jardín, observé a un animal de cuerpo diminuto que aguitaba sus alas felizmente entre los tréboles del césped, era una mariposa.
    En el término tan breve de siete días, una mariposa ha de tener el tiempo suficiente para llenar su vida de instantes y momentos inolvidables, ya que siete días son toda una vida para ellas; mientras que algunas personas ni en toda una vida entera consiguen llenarse de felicidad porque el paso de los años va desgastando cada vez más las ansias de vivir.
    Revolotean las alas hacia arriba, las revolotean hacia abajo, y con sus colores tan vivos dan la vida a un planeta de momentos felices.
    Vuelan sín saber a donde van solo para ser mundo , se elevan y suben hasta verlo todo desde arriba para sentirese vivas.
    Dejan de volar en un momento, caen en un momento, todo, en un momento.

    • Marc, muy bello tu microcuento, y me quedo con la última frase que me parece profunda y rotunda a la vez: «Dejan de volar en un momento, caen en un momento, todo, en un momento.» A veces, la felicidad es tan rápida… ¡Feliz vuelo!!! Guillem

  31. HISTORIA DE UN JUGUETE

    Un día, sin más, desperté dentro de una caja, una caja donde veía pasar a mucha gente por delante de mí. Algunas personas me ignoraban y otras se me quedaban mirando y se acercaban para verme mejor, pero no me compraban.
    Pasaron dos semanas, y cuando ya estaba a punto de perder la esperanza alguien me cogió. Estaba muy emocionado. Después de comprarme, envolvió mi caja con papel e inmediatamente después me cogió y me llevó con él.
    Estuve un buen rato en los brazos de aquel señor. No sabía a dónde me estaba llevando, pero de golpe se paró. Estaba totalmente desorientado y escuchaba voces, de repente en la oscura caja donde estaba envuelto se hizo algo de luz, alguien la estaba abriendo! Cuando acabo de abrirla vi la cara de un niño, se puso muy contento cuando me vio y empezó a dar saltos de alegría. Jamás olvidaré aquel momento.
    Había pasado ya tres meses desde que salí de la caja, y desde entonces siempre había estado al lado de aquel niño, nos pasábamos horas y horas jugando juntos y por las noches, siempre me llevaba con él a la cama porque al parecer se sentía más seguro a mi lado. Era el juguete más feliz del mundo…
    Pasaron algunos años, y aquel niño con el que había pasado mi vida y había visto crecer se canso de mí. Ya nada era como antes, ya nunca jugaba conmigo, ya nunca me hacía caso, era simplemente un juguete viejo. Estuve arriba de una estantería mucho tiempo, allí quieto sin poder moverme, lleno de polvo, esperando a que aquel niño jugara conmigo.
    Un día aquel niño me volvió a coger, pensé que iba a jugar conmigo, pero en vez de eso me metió en una caja con otros trastos. Me llevo al mundo exterior y al lado de los contenedores de basura me dejó abandonado, ni siquiera me dijo adiós, simplemente me dejó allí, solo. Aquella fue la última vez que le vi…
    En la caja estoy, simplemente recordando los mejores momentos al lado de aquel muchacho y me quedé pensando por qué dejó de jugar conmigo, que por qué me abandonó si yo lo único que hice fue hacerle feliz… Y allí me quedé hasta que mi corazón de juguete dejó de latir.

    • «Corazón de juguete», bella imagen, Carlos. Laia Puig también ha dado vida a los juguetes de la infancia en su cuento. A veces en el trato con los demás, hay silencios de «corazónes que dejan de latir, ¿son juguetes o es el paso inevitable del amor al olvido? Guillem

    • La verdad esque este microcuento es muy bueno, narras perfectamente la historia de un juguete dándole un gran toque poético.

  32. Miguel Cerón García

    MI BANCO

    ¡ Mirad ! Mi Banco que está ahí sentado en el suelo, esperando encontrar un amigo para hacer revivir sus Viejos Tablones, sus Tornillos. Una vez me senté y vi como sus Tornillos volvían a relucir como el primer día, al levantarme se fueron oxidando , a día de hoy está esperando a un nuevo amigo. Cuando llueve, se intenta esconder,pero como es duro aguanta con todo; Truenos , Rayos,Granizo etc. Un día de estos me haré mayor, igual que él y me gustaría traérmelo junto a mí. En el día de mi muerte quisiera que se tallarán sus viejos tablones queridos para hacerme un ataúd. Y descansaré en él, como en el primer día.

  33. LOS NÓMADAS DEL CIELO

    En el cielo veo cada mañana algo que me inspira un sentimiento poco común en mí . Las sensaciones de calma y serenidad que fluye por mi cuerpo hacen que mis despertares sean mas agradables .
    A través de mi ventana aparecen y desaparecen cambiando el paisaje en cada movimiento, viajan sin parar y visitan los lugares más insólitos, inhóspitos y maravillosos de la tierra ya que así son estos curiosos nómadas. Siempre he pensado que los podría acompañar en sus expediciones y atravesar las barreras imposibles de mi imaginación .
    Inmunes a lo que pasa a su alrededor se dejan llevar por el viento sin tener que decidir su destino, pero para ellos también llega la destrucción como cualquier ser de la tierra dejando tras de sí toda una vida envidiable pero antes de eso han dejado caer preocupaciones , algunas más poderosas que otras, como si desahogarse quisieran. Así es la corta pero agradable vida de las nubes.

  34. EN UNA FRÍA NOCHE

    En una fría noche de invierno, el viento empujaba con gran rabia todo lo que se encontraba en su camino. El viento empujaba con furia la ventana de mi habitación, intentando arrancarla.
    Al principio era un viento suave que sólo movía las hojas de los árboles, pero a medida que avanzaba la noche, se enfurecía, se enfurecía cada vez más hasta tal punto que los árboles y mi ventana gritaban pidiendo ayuda.

    El pobre árbol intentaba desesperadamente tumbarse en el suelo, con el fin de que el viento pasase por encima suyo y no lo arranquase, pero no podía, porque su tronco era demasiado grueso para permitírselo.
    El árbol me pedía desesperadamente ayuda, ayuda que yo no le podía dar. El pobre árbol separó sus ramas y salió volando. Había preferido una muerte rápida a una lenta y dolorosa.

    • Virgili, me encanta la idea del «árbol» que alzo sus brazos, podrían ser su ramas, y muere volando. Quizás el árbol se ha identificado tanto con sus amigos los pájaros que ha decidido morir volviéndose uno de ellos. De todas formas, la propuesta del viento «salvador» está bien conseguida. Después de tantas catástrofes, decirle algo hermoso al viento, es de justicia. Guillem

  35. Plaf

    La saliba, si tú buscas en el diccionario su definición, te salen unas cosas muy raras, pero la saliba no es solo eso, la saliba tiene vida, ahí la ves muchas veces con una lucha de vida o muerte con los labios por mantenerles firmes a ellos. Se tira todo el tiempo con una lucha férrea para al final caer, porque no nos engañemos, siempre acaba cayendo, tú la ves ahí en su mejor momento, creyéndose en la cima del cañón pero de un momento a otro cede y acaba cayendo cuando ya se pensaba campeona, cuando creía haber ganado la partida, la vida le da la puñalada y acaba cayendo como otra más, acaba perdiéndolo todo y no es más que otra saliba cualquiera que se pasó todo su tiempo creándose para después tener una lucha con los labios y acabar cediendo.

  36. CUENTO SOBRE UNO MISMO

    ¿Dónde estoy? No puedo caminar, ni hablar, solo pensar. Miro, pero no veo nada, me muevo pero sin ir a ningún lado, la oscuridad me rodea. Estoy asustado, empiezo a ver cosas, sombras, dibujos, ahora son colores, verde, azul… y al final un camino ¿Un camino? ¡QueÉ bonito lugar! ¿Dónde estoy? Pero es muy bello, es un camino largo muy largo, no se acaba, lo miro y no se acaba, pero a quien le importa eso. Me gusta donde estoy, árboles majestuosos, pajarillos cantando, alguna que otra liebre. Me quedaría toda la vida, pero la curiosidad me rodea, como a ese gato de la historia del cual no recuerdo su final. Y eso me hizo preguntar qué había mas allá de ese misterioso camino. ¿Dónde estoy?
    Camino y camino, me gusta caminar, por cada paso que hago me vuelvo más ligero, ¿O es el camino que hace pendiente?
    ¿Cuánto tiempo llevo caminando? Todo es prácticamente igual, pero ¿Y la noche, qué no llega? Empiezo a correr, corro y corro pero no me muevo, nada cambia…
    – ¿Por qué corres?
    ¿Qué ha sido esa voz? Una piedra se interpone en mi camino y caigo. Me pregunto que hace una piedra en el camino, alguien se podría hacer daño, debería sacarla de ahí… Pero al girarme, me había dado cuenta que ya estaba demasiado lejos como para apartarla.
    Me di cuenta que los árboles ya no estaban. Y la bajada… Ya no existía, era una subida, tan grande como una montaña.. De vez en cuando resbalaba, quería rendirme, me costaba mucho levantarme, pero con esfuerzo lo conseguía.
    Sin apenas fuerzas, un pájaro azul se poso en mi hombro cantándome una hermosa melodía mientras subía.
    Conseguí la cima, pero no el fin, era solo un comienzo. El pájaro seguía posado en mi, pero a diferencia, ahora no cantaba.
    De la nada apareció un río, ¿de dónde habrá salido? ¿De la montaña puede ser? ¿Dónde estoy?
    El pájaro se marchó, volvía a sentirme solo pero ahora tenía un río a mi lado, la cosa cambiaba.
    Los ojos me empezaban a pesar, tenía sueño, demasiado sueño para continuar, ¿no pasaría nada por dormir un rato? Me apoyé sobre un manzano y viendo cómo esa corriente de agua seguía y seguía adelante. Cerré los ojos.
    Oscuridad, y nada más.

  37. LA COLILLA DEL ANDAR

    La sombra, o el resto, de algo que pasó. Eso era lo que eran.
    Había tantas, y todas y cada una de ellas llevaban a diferentes destinos, destinos que se iban construyendo poco a poco, paso a paso. Pero muchos no sabían que ese paso se quedaba allí, inmortalizado. No se movía, por si acaso querías volver atrás. Te estaba esperando allí, donde lo dejaste, toda la vida, hasta el día de tu muerte.
    Intenté seguirlas a todas, pero olvidé un detalle, también yo creaba las mías, y sin querer, mis pasos se confundieron con los otros, y los otros se confundieron con los míos. Estaba enloqueciendo. No, nunca volvieron, solo había un tipo de huellas, y esas eran las mías, o eso creo, ya no sabía nada, las veía a todas distintas. Una expresaba la frustración, otra la locura, otra la inseguridad, otra expresaba las tres cosas a la vez. Pero había una que era especial, diferente de todas las demás, una que deslumbraba esperanza y Ésa era la única, la única que verdaderamente me importaba y no era una huella, ni un paso pisoteado y barrido hacia el olvido. Era el único espacio (verdaderamente mío el) que todavía no había pisado.

    • Por fin supe, Darlene, qué es lo que se me resistía de tu cuento, el título. Con otro como: «Destinos distintos» o «Memoria de una huella» o «La sombra de tus pasos», el cuento todo se alza en una verticalidad sorprendente, como si todo el quisiera ser el cuerpo que echa a andar, a formar el mismo camino que pisa, como quería Machado. De tu cuento me llevo los «direntes destinos»: podríamos en nuestra vida ser tantas cosas, y esa invisibilidad del futuro es mágica y atrayente a la vez. Me gusta especialmente esta imagen: «Ésa era la única, la única que verdaderamente me importaba y no era una huella, ni un paso pisoteado y barrido hacia el olvido.» Y nada más, a seguir andando, y a ver si creamos entre todos este libro, llamado, si os gusta, «Cuenta conmigo».

  38. DULCE VIENTO

    Desde mi balcón , lugar donde yo me relajo, siento rozar esa vibración del viento. Viento demoledor, poderoso y destructor.
    ¡Ay, qué escalofrío tan dulce que recorre mi cuerpo, llega hasta mi corazón y rompe caminos cerrados!
    Ven ahora, dulce viento, quiero que me envuelvas como si fuera yo, la joya de cada uno de tus pasos. Demuéstrale a este corazón, hecho pedazos, qué es sentir el dulce rozar de tus labios.
    Acaba tu recorrido llegando otra vez hasta mi corazón, pero esta vez quédate, quédate y no lo dejes caer.

    • Layla, muy hermoso tu «Dulce viento». Parece que este invierno con sus nieves y sus lluvias está siendo productivo literariamente. Me gusta especialmente la personificación del «viento», todo pasión, con esas frases verdaderamente poéticas: «¡Ay, qué escalofrío tan dulce que recorre mi cuerpo, llega hasta mi corazón y rompe caminos cerrados!
      Ven ahora, dulce viento, quiero que me envuelvas como si fuera yo, la joya de cada uno de tus pasos. Demuéstrale a este corazón, hecho pedazos, qué es sentir el dulce rozar de tus labios». Por una vez, en lugar de presentarlo como un viento destructor, se convierte en el viento que viene a salvar precisamente al corazón. ¡Bien!!

  39. Para el texto de Xenia:
    La originalidad en este texto se encuentra en la comparación que hace del viento con las actitudes de las personas.
    Me gustan las dos actitudes que utiliza del viento, una negativa y otra positiva, igual que Cortázar.
    De este texto destaco la comparación que hace en:“Nos obliga a ir por el camino que él quiere, como el pastor a las ovejas».
    Se refiere a que podemos llegar a controlar a otras mentes. Este texto me hace pensar en la manera que somos las personas, y que podemos llegar a ser igual de poderosas y destructoras que el viento. Finalmente me ha impresionado la manera de finalizar, precioso.

  40. UN MISMO DESTINO

    Nacen de la nada aquí y ahora, cuando menos te lo esperas, ¡ pluf !
    Nace una, ¡ pluf ! Nace otra, son redondas, brillantes y con sus alas vuelan hacia lo más alto, esas pequeñas burbujas, que se elevan y se elevan, cada vez se acercan más grandes, más brillantes casi no las ves de lo alto y lo grande que han llegado esas hermosuras, pero cuando menos te lo esperas, cuando están en lo alto, donde el rayo de luz les hace brillar y tener el Arco Iris a su alrededor, ¡ plaf ! Se desvanece en el aire como si solo hubiera sido un sueño muy real. Hay otras que sólo nacer de lo inexistente se elevan, quieren elevarse, elevarse, pero sus alas son demasiado pequeñas y están mojadas, no pueden elevarse y allí mismo se van. Un mismo final,

  41. LA IMORTALIDAD DEL TIEMPO

    Hacía ya mucho tiempo que no oía palabras, solamente un susurro de fondo que no llegaba a ninguna conclusión importante. Los ojos, los oídos,el pensamiento, se me habían ido a otra parte, a ninguna parte. y cada vez, poco a poco, el sonido de las agujas del reloj iba aumentando, cada vez más lentas: tic, tac. Miré el reloj y éstas parecían no haberse movido. ¡Qué lento pasa el tiempo! Pero ellas, siempre siguiendo un mismo compás: un, dos, un, dos. Atrapadas en una monótona rutina que a veces tanto estresa. A veces el tiempo se acaba, a veces todo es demasiado lento o demasiado rápido. El tiempo es relativo, pero ellas, ¡pobres!, siempre a un mismo paso: La grande avanza y cuando atrapa a la pequeña las dos dan un paso, juntas, hacia un nuevo momento, una nueva sensación. Pero después de una hora, otra, otra… lo bonito se hace rutina, la rutina se hace pesada y el momento pierde la ilusión de lo nuevo. (Pobre reloj sin ventanas)

  42. NUBARRONES Y DIAMANTES.

    Sentada aquí en mi habitación, mirando por la ventana… -¿Qué veo? Veo el cielo, o más bien no veo nada, porque está oscuro, porque el día se ha ido.
    Al despertarme por la mañana, al amanecer, estaba el día tranquilo, ni muchas nubes, ni mucho sol… Fueron pasando las horas y sin darnos cuenta, los rayos de sol iluminaban por doquier, un sol que casi sonriente te alegraba el día o más bien te alegraba el momento.
    Ya por la tarde a la salida de clases estaba intentando escapar de las fuertes y abundantes gotas que caían como piedras en mi cabeza -¡un día de locos! pensaba yo, ya abriendo la puerta de mi casa y aliviada de haber llegado.
    Sigo mirando y ya todo ha pasado, ¡Adiós! Adiós a lo bonito, a lo suficiente, adiós a lo fastidiante, a lo difícil… ya lo he pasado, pero nadie sabe… Ahora no veo nada pero… ¿Quién sabe? ¿Quién sabe lo que pasará?

    Marcia

  43. SIGUES AHÍ

    Ayer te buscaba, te necesitaba.
    Con tu elegancia y timidez,
    me das paz, tranquilidad, relajación, reflexión.
    A veces tan tímido que no te encuentro,
    Tímido con los jóvenes y amigo de los mayores,
    siempre detrás de alguna multitud o, sencillamente, detrás de un ruido, de un simple sonido, o de mi voz,
    dueño de la relajación, dueño de la tranquilidad, remedio para los males de cabeza…
    Si no me contestas, sabré que estás bien, que sigues ahí.

  44. Carla López Andreu

    EL INTENTO PARA NO MIRAR ATRÁS .

    Desde mi ventana veo la encina que hay en mi jardín, y veo sus hojas, sus hojas color esmeralda, suaves, perladas de brillantes gotas de agua, luchando, temblando, por mantenerse agarradas a las rabiosas hojas, movidas por el viento. El viento las agita, las remueve, las pone panza arriba y panza abajo, las seca y las vuelve a mojar. Las susurra y la mece o las grita y las pega. Pero ellas siguen bailando, y bailan y bailan y no se cansan, ellas siguen danzando sujetas al árbol, que les da permiso, pero no quiere dejarlas ir, él no quiere. Hasta el día que caigan y se queden abandonadas, solas, muy solas.
    Y digo yo: ¡ay hermosura! ¿Dónde te has ido? Contigo soportaba las risas y los enfados de la vida, pero ahora si no estás tú… Me siento sola y seca, como las hojas depositadas a los pies de mi vieja encina.

  45. ¿LES TENEMOS MIEDO?

    Los sigo con la mirada. Suben por las paredes, saltan por los tejados, se cuelan entre las rendijas de las ventanas. Están por todas partes. Cortos, largos, eternos… nos han invadido. Todos sabemos el significado de sus nombres y aunque nadie se dé cuenta de ellos, aunque nadie los valore como merecen ser valorados, ellos permanecen. La mayoría de nosotros no nos damos cuenta de ellos o los maldecimos o los substituimos por nombres como aburrimiento, soledad… Y es que hay tantos tipos de silencios. Nunca nadie ha tenido el suficiente interés como para clasificarlos, como para fijarse en cada uno de ellos y ver que hay tantos que es casi imposible encontrar dos de iguales. Llevo más de cuatro años observándolos, averiguando de dónde vienen, a dónde van, cómo son realmente por dentro. Cada uno permanece dentro de una burbuja, como la pequeña perla que se esconde dentro de su concha queriendo proteger su belleza intocable. Discretamente o por sorpresa llegan a su destino y explotan dejando al descubierto su tesoro, allí donde se hacen reyes del lugar, reyes de la situación, controlan cada uno de nuestros movimientos y se apoderan de cada uno de nuestro seres. A pesar de esto, nosotros los interpretamos de diferentes maneras hasta que caen por su propio peso, haciendo un recorrido más lento o más rápido, pero siempre, o casi siempre llegan al suelo y como un frágil cristal, se rompen en mil pedazos hasta desaparecer.
    Uno de los más bonitos son los de complicidad, esos silencios cálidos que te llenan por dentro y te hacen sentir tan bien, que con un pequeño intercambio de miradas o con una simple sonrisa somos capaces, sin darnos cuenta, de expresar algo tan maravilloso que nunca nadie ha podido explicar con palabras.
    Luego hay los de nostalgia, los que te hacen recordar, viajar atrás en el tiempo, en otros paisajes, otros tiempos donde una suerte mejor o peor nos conoció. Una simple fotografía vieja, puede llevarnos a sentir el perfume de algún instante ya vivido.
    Los de incomodidad, esos que son fríos, casi helados, que te cubren de nervios y de un malestar temporal. Esos que crean una tensión que todos conocemos. Esos silencios son los únicos que se rompen antes de llegar al suelo, por el impulso automático humano que tenemos todos de querer romper el hielo, de acortar el recorrido del silencio para querer quitar la maldita tensión que se respira.
    Un silencio que creo que es muy importante para todos es el de introspección de uno mismo. Ese silencio que te deja solo contigo mismo, que te hace pensar, que te lleva más allá de los pensamientos y te regala viento para navegar por dentro de tu ser. Un silencio sincero, un silencio que sirve de espejo irrompible.
    Luego hay silencios especiales, como el de la naturaleza. Silencios lejanos que la mayoría de veces te llenan de frescor, de admiración, que te hacen observar a tu alrededor y te obligan casi a adorarlo. Esos silencios son naturales: ni fríos, ni sinceros, ni expresivos… son tal cual, auténticos. Son esos donde la burbuja resbala por las hojas de los árboles y se balancea entre sus ramas, y tarda el tiempo conveniente en tocar el suelo.
    Hay silencios que ayudan, silencios que molestan o silencios transitorios que dan un respiro que siempre nos va bien. Silencios que no duran ni un segundo, silencios que pueden durar horas o silencios eternos, donde solo existe uno…la muerte. Algunos silencios incomodan y la mayoría de nosotros fingimos no oírlos, no sentirlos, evitarlos…y solo podremos valorarlos cuando realmente no les tengamos miedo y seamos capaces de aprovechar su verdadera esencia.

  46. LUZ EN LA OSCURIDAD, OSCURIDAD EN LA LUZ

    Observo la habitación. Un rayo brillante de luz se cuela por la ventana, iluminando la habitación de la oscuridad. Es una habitación sencilla, sin muchos objetos. Cada vez entra más luz, y cada vez con más fuerza. La oscuridad del otro lado de la sala parece que despierta también, desvelada de su sueño por el instinto de defensa. Asisto a un espectáculo fascinante: el rayo de luz, cada vez más vigoroso y denso, pugna por iluminar la habitación. La oscuridad se resiste, con toda su fiereza y en unos instantes nadie avanza, nadie retrocede: hay una situación tensa, de máxima tensión. Una clara línea separa la habitación. Y de pronto, el halo de luz empieza a ganar terreno lentamente, muy lentamente. Ya llega a las patas de la silla donde me siento, y sube lamiendo inexorable. La oscuridad se rinde, y se retira a esperar para volver a dominar la habitación cuando sea posible. Hoy el pulso lo ha ganado la luz, y se adueña del lugar, cegándome por momentos con su brillante claridad. Un pulso que hace mucho que empezó, que continúa hoy, y que continuará en el mañana.

  47. EL ESPEJO

    Es una de esas cosas que lo sabe todo de ti, incluso puede que más que tu mejor amigo, tu pareja o tus padres. Fíjate si sabe de ti que es capaz de mostrarte tu cara, tu pelo, tus ojos, tu nariz, tu boca…

    Seguramente te ha visto contento, triste, llorando o sorprendido, pero también haciendo cosas tan normales como en ese durísimo despertar del lunes, lavarte los dientes antes de ir a dormir o peinándote.

    También hay gente que hace un mal uso del espejo, gente que se ve reflejado allí y empieza a creerse que nadie es más guapo que él.

    Un espejo incluso ha provocado hechos insólitos, como aquel campesino que le regaló un bonito espejo a su mujer y ésta le preguntó por qué le había traído otra mujer, provocando una fortísima discusión.

    En definitiva, nadie sabe más de ti que tu espejo.

  48. EL ZOO
    Me diriji al zoo una tarde de tormenta. Llovía a cántaros y soplaba un fuerte viento. Me había dejado la cartera olbidada en el terrario de las serpientes. Cuándo llegué a la puerta se abrió de golpe por el viento. Mi cartera ya no estaba. Una serpiente se la había comido.

    Sergi

  49. UN DÍA CON MIS AMIGOS

    Había quedado con,Thalya, Jana y Abdel para ir a Barcelona. Cogimos el tren hasta la parada del Clot-Aragó. Una vez allí cogimos la L1 de metro hasta estación de Sagrera. El viaje fue muy agradable para todos, sobre todo para mí. Me encantan los trenes. Allí nos esperaba Anna. Íbamos a pasar con ella todo el día. Primero fuimos a tomar un café y después nos fuimos de compras. Necesitaba unos zapatos nuevos. Mis amigos me ayudaron a elegir unos negros. Eran para los días especiales: los sábados y los domingos. Se nos hizo tarde y Anna nos invitó a su casa. Jugamos todos a la play hasta la hora de cenar. Nos hicimos unos macarrones a la boloñesa y carne rebozada. Puse la mesa para la cena con Thalya. Cenamos. Jana y Abdel pusieron una película de Chin-chan. Cuando acabó la película nos despedimos de Anna, estábamos muy cansados. Todavía quedaba un largo camino hasta casa. Había sido un día muy divertido.

    Sergi

  50. Adriá, un famoso informatico conocido mundialmente,
    Estaba trabajando en unos planes secretos sobre la vida
    virtual.

    Un dia, lo logró y todo lo que había en internet, ya fuera
    verdad o mentira, real o irreal, ¡ se hizo realidad !

    Todo lo real estaba luchando contra lo irreal.

    Después hubo una gran batalla, en la que murieron muchas personas
    ya fueran reales o no.

    Pero al final, todos comprendimos que podríamos convivir juntos.
    Asi que los juegos de guerra, dijeron que solo lucharian entre
    ellos y nunca, nunca se volvieron a pelear los del mundo real ni los
    del irreal.

    Al final, todos aclamaron a Adrià y colorin colorado este cuento se ha acabado

    ACV

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